Tras el reciente diagnóstico de Fiebre de Oropouche en un turista italiano que regresó de un viaje a Cuba, considerado el primer caso documentado de esta infección en Europa, el interés por esta enfermedad ha crecido considerablemente. La mayoría de la gente no había oído hablar de ella hasta ahora. Nuestra Dra. Marta Arsuaga nos lo cuenta El Confidencial.

¿Qué es la fiebre de Oropouche?

El virus de Oropouche es un virus transmitido por la picadura de un mosquito (Culicoides paraensis y Culex quinquefasciatus). Se descubrió en 1955 y ha causado varios brotes a lo largo de los años en países de Sudamérica como son Brasil, Perú y Panamá. Aunque han pasado casi 70 años desde su descubrimiento, aún es mucho lo que nos falta por saber de este virus.

Los mosquitos transmisores se reproducen y crían en acumulaciones de agua como charcos o recipientes que se llenan con agua de lluvia y que quedan al aire libre. Las zarigüeyas y algunas aves son los reservorios naturales de esta enfermedad y los humanos se infectan de forma accidental tras la picadura de un mosquito que previamente ha contraído el virus desde un animal.

Los síntomas que produce son muy inespecíficos: fiebre elevada, cefalea intensa, dolores musculares, dolores articulares, cansancio y mal estar general. Además, el cuadro puede acompañarse de náuseas, vómitos y erupciones en la piel. Estos síntomas suelen durar unos siete días. Tras estos primeros días, algunos pacientes pueden presentar meningitis o encefalitis. Otros, pueden debutar con síntomas recurrentes tras un mes de la infección aguda que pueden prolongarse durante las siguientes 2-3 semanas.

Muchas de las infecciones por Oropouche pasan sin diagnóstico debido a la similitud de los síntomas con infecciones más frecuentes como son el Dengue o el Zika. Se estima que unas 500.000 personas han padecido la enfermedad, pero esta cifra probablemente esté infraestimada porque muchos casos se diagnostican como otros virus más prevalentes.

¿Y por qué hablamos de Oropouche?

Es fácil, porque es un virus en expansión. En lo que llevamos de año se han notificado alrededor de 5.500 infectados (Brasil, Bolivia, Colombia y Perú) y, además, es que este año, el virus se ha expandido por zonas de Brasil y Bolivia, que no eran endémicas y han aparecido casos en Cuba. De hecho, el 9 junio 2024 se comunica el primer caso europeo de infección por el virus Oropouche en un viajero italiano que regresaba de este país y desde entonces no han parado de crecer los casos por toda la isla.

Los brotes de fiebre de Oropouche pueden tener un impacto significativo en las comunidades afectadas. Las epidemias pueden resultar en un aumento de la carga sobre los sistemas de salud, ya que se necesita atención médica y diagnósticos para una gran cantidad de personas en un corto período de tiempo.

Además, la enfermedad puede afectar la productividad laboral, ya que los individuos infectados a menudo no pueden trabajar debido a los síntomas debilitantes. Esto puede tener un efecto dominó en la economía local, especialmente en áreas rurales y en sectores dependientes del trabajo manual.

No se dispone de un tratamiento específico, por lo que el manejo se dirige al control de síntomas. Se utilizan antipiréticos para bajar la fiebre y analgésicos contra el dolor. Mantener una buena hidratación y hacer reposo también son fundamentales para una recuperación rápida.

No se han desarrollado vacunas frente a este virus por lo que la prevención se centra en el control de los vectores (mosquitos) mediante el uso de repelentes, el uso de mosquiteras, eliminación de criaderos y fumigaciones.

Si quieres leer el artículo en El Confidencial, accede al enlace

Fdo: Marta Arsuaga